terça-feira, 5 de abril de 2011

Buenos días, día lunes

Hoy es aquel día gris, de tránsito intenso y bocinas sin fin. Hoy es de estos días cuya sonrisa no está presente. Es un día tan gris que llega a punto de llamarse cenizas del domingo... ¡y como fue lindo el domingo!
El lunes. El día gris. El día ceniciento de la brasa del amor. Llueve, y parece que el agua cubre el carbón que me dió ayer el calor de un cuerpo.
Se me apaga la luz de un día lindo, y lo que me queda es esperar. Entonces me pongo una polera verde, que llene de esperanza mi ser. Que me llene de verdad y alegría.
Sigue el lunes gris y sin la luz del sol, que se me apagó porque hoy no tengo la sonrisa del cuerpo que estuvo conmigo el domingo.
Estoy sin él y le extraño. Le echo de menos. Y la distancia es lo que más me duele.
Ah, ¡día lunes! ¿Por que estás tan lejos del sábado? ¿Por que eres tan gris?
Que venga el fin de semana, que pueda teñir de verde no solo la polera sino mi alma. Y tener de nuevo en mis brazos y mi boca el cuerpo que me hace verdaderamente feliz.
Que te vayas, lunes.

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